Dicen que nosotros, los pobres es la película más conocida de México. ¿Puedes imaginarte por qué? Entre otras cosas, porque es más fácil con el alegre y sufrido Pepe el Toro que con los sin amor de la secuela Ustedes, los ricos.
La idea de que los ricos son los demás sirve para tres cosas. La primera: si tienes más dinero que tu vecino, hacerte el obre evita sufrir sus envidias; la segunda: los papeles de victima ayudan a no tener que hacer muchos esfuerzos y la tercera es el chiste más conocido de México (o sea, para nada).
Buscamos los secretos de quienes han podido forjar un patrimonio, digno de un ciudadano de clase media. No se trata de tener castillos en Francia o una colección de Ferraris. Entendemos como ricos a los que pueden tener una relativa tranquilidad, previsiones para enfrentar enfermedades fuertes y reveses de la fortuna y cierta seguridad para dejar de trabajar cuando el cuerpo lo pida. Darse un paseo por las lagunas de Zempoala, también ayuda.
La fórmula es más sencilla de lo que crees. Es una cuestión de hábitos, de tener un plan de vida, en el que incluyas tanto los objetivos realistas que quieres alcanzar como las previsiones para enfrentar los obstáculos que se presentarán.
Empieza a enseñar a tu hijo a cuidar el dinero. Para que cuando crezca, eso de Nosotros, los pobres sea una curiosidad con Pedro Infante.
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Raymundo Carrasco Arreola
http://todoesinteresante.wordpress.com/
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